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No sé. Quizás estos personajes no se den cuentan de que una gira como ésta les perjudica más de lo que les beneficia. Se harán unos cuantos bolos, sacarán el disco de los conciertos y... ¿después? Después a regresar al anonimato, al tedio diario, a ver del "40 al 1" (no sé si lo pondrán todavía) o el remedo de Rockopop, mientras esperan una llamada milagrosa de una discográfica y vuelvan a regrabar sus "éxitos". O a hacer cola en la SGAE, deseando que los de "Cuéntame como pasó" se acuerden de ellos cuando superen el golpe de Tejero y el niño de la serie se compre un disco de la movida.
Cansa esto de la movida. Parece que no hubo otra cosa en el panorama musical en toda una década. No hay canción de esa época que se escuche sin que te haga sonrojar, como sintiendo vergüenza ajena. Bueno, me equivoco, hay excepciones. Gracias a los hermanos Auserón, tuvimos a Radio Futura y la 'Estatua del jardín botánico', que para mí es la mejor canción de los ochenta (por lo que he leído, también opinan lo mismo gente como Sabina, Bunbury, Miguel Ríos o Almudena Grandes). Radio Futura se mantiene sin complejos de ningún tipo. Cada uno por separado, claro. Actualizándose, renovando su música, buscando nuevos caminos. No como éstos que se reúnen ahora para recordar historias verdes de la mili.
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