No sé en qué estaría pensando hasta ahora para no escuchar a Billy Joel. Tenía una idea aproximada de su música por varias canciones que todo el mundo ha oído alguna vez: 'Piano man', 'Vienna'... Pero, como ocurre tantas veces, no te detienes a "investigar" de quién se trata, qué tipo de compositor hay detrás de esos temas. Porque, en el caso de Joel, hay que hablar de compositor con mayúsculas, y no de un simple intérprete de música pop.
Toda esta historia viene a raíz del programa que acabamos de estrenar en Radio Guadaíra. El gurú Abeja propuso empezar 'La huella sonora' con 'Moving out' de Billy Joel, y yo me encontré con la "caraja" de no saber nada de él. Por eso empecé a rondar Internet y fui descubriendo información, comentarios –casi todos de elogio–, premios..., que, en definitiva, son lo de menos. Lo verdaderamente importante está en sus discos. Así que con permiso de la señora ministra de Cultura, comencé a descargar discos. Uno detrás de otro: Piano man (1973), The stranger (1977), An innocent man (1983)... Y los que están por caer. Uno que es sólo un poco mitómano –una pizquilla nada más–, ya tiene a alguien más en su "altar". Me dejó tocado The stranger, la combinación de piano y guitarra eléctrica es simplemente genial.
La penúltima sorpresa al repasar su trayectoria la encontré en el aspecto personal. Billy Joel tiene una hija de 23 años, Alexa Ray Joel, que tiene intenciones y fundamentos suficientes para convertirse en una estrella de la música. Y no precisamente por el "don" de haber recibido un apellido ilustre, ni de ser hija de una top model. Alexa Ray es fruto del matrimonio en los años ochenta de Billy Joel y Christie Brinkley, una de esas rubias de curvas perfectas que aparecen en las portadas del Sports Illustrated. A priori, tiene todas las cartas a su favor para ganar cuantas partidas se proponga jugar. Apellido y belleza que le abrirán muchas puertas, y que, quizás, le cierren otras tantas.
Antes de dar veredictos, pensé que había que darle una oportunidad y escucharla sin el lastre de los prejuicios, como lo hice con su padre. Y me encontré con la última sorpresa: Alexa Ray es una magnífica cantante de soul, que escribe sus propias canciones y toca el piano con una maestría propia del gran "piano man" o de Ray Charles, que, por algo, le puso su padre ese extraño nombre, Alexa Ray. Hasta el momento, ha grabado un Ep con seis canciones –a la venta en iTunes– y se promociona vía Youtube. Por lo que leo, ha actuado ya varias veces junto a su padre, como, por ejemplo, durante la campaña electoral de Obama. Ya ven: rizando el rizo. Esta chica tiene todo el viento a favor, hasta el de la política. Como, presumiblemente, lo tuvo todo a su favor Norah Jones por ser hija de Ravi Shankar, y ahora nadie discute la categoría de esa artista que conquistó ocho Grammys con su primer disco. No es arriesgado pronosticarlo: el ojito derecho de papa Joel va a sonar mucho en un futuro muy cercano. Y por derecho propio.
Toda esta historia viene a raíz del programa que acabamos de estrenar en Radio Guadaíra. El gurú Abeja propuso empezar 'La huella sonora' con 'Moving out' de Billy Joel, y yo me encontré con la "caraja" de no saber nada de él. Por eso empecé a rondar Internet y fui descubriendo información, comentarios –casi todos de elogio–, premios..., que, en definitiva, son lo de menos. Lo verdaderamente importante está en sus discos. Así que con permiso de la señora ministra de Cultura, comencé a descargar discos. Uno detrás de otro: Piano man (1973), The stranger (1977), An innocent man (1983)... Y los que están por caer. Uno que es sólo un poco mitómano –una pizquilla nada más–, ya tiene a alguien más en su "altar". Me dejó tocado The stranger, la combinación de piano y guitarra eléctrica es simplemente genial.
La penúltima sorpresa al repasar su trayectoria la encontré en el aspecto personal. Billy Joel tiene una hija de 23 años, Alexa Ray Joel, que tiene intenciones y fundamentos suficientes para convertirse en una estrella de la música. Y no precisamente por el "don" de haber recibido un apellido ilustre, ni de ser hija de una top model. Alexa Ray es fruto del matrimonio en los años ochenta de Billy Joel y Christie Brinkley, una de esas rubias de curvas perfectas que aparecen en las portadas del Sports Illustrated. A priori, tiene todas las cartas a su favor para ganar cuantas partidas se proponga jugar. Apellido y belleza que le abrirán muchas puertas, y que, quizás, le cierren otras tantas.
Antes de dar veredictos, pensé que había que darle una oportunidad y escucharla sin el lastre de los prejuicios, como lo hice con su padre. Y me encontré con la última sorpresa: Alexa Ray es una magnífica cantante de soul, que escribe sus propias canciones y toca el piano con una maestría propia del gran "piano man" o de Ray Charles, que, por algo, le puso su padre ese extraño nombre, Alexa Ray. Hasta el momento, ha grabado un Ep con seis canciones –a la venta en iTunes– y se promociona vía Youtube. Por lo que leo, ha actuado ya varias veces junto a su padre, como, por ejemplo, durante la campaña electoral de Obama. Ya ven: rizando el rizo. Esta chica tiene todo el viento a favor, hasta el de la política. Como, presumiblemente, lo tuvo todo a su favor Norah Jones por ser hija de Ravi Shankar, y ahora nadie discute la categoría de esa artista que conquistó ocho Grammys con su primer disco. No es arriesgado pronosticarlo: el ojito derecho de papa Joel va a sonar mucho en un futuro muy cercano. Y por derecho propio.
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