martes, 30 de junio de 2009

Poveda deslumbra en Alcalá

En la tierra de Joaquín el de la Paula, el cantaor por excelencia de la soleá, y justo en el entorno donde éste vivió, el barrio antiguo del Castillo de Alcalá de Guadaíra, la voz de Miguel Poveda sonó limpia y deslumbrante, en honor a una tradición flamenca que milagrosamente sigue vive en aquel arrabal. Arrabal que durante siglos fue el eje vital de un pueblo y del que ahora apenas se contempla su cara negativa, como foco de problemas sociales; o su parte superficial, como un lugar idóneo para obtener futuros rendimientos turísticos. Muy cerca de aquellas casas-cuevas, que pretenden desnaturalizar al modo del Sacromonte granadino, aquellos hogares que cobijaron a la familia de los Gordos y que resguardaron el hambre de tantos gitanos -la "jambre negra", que escribió Manolo Jaro-, tuvo lugar una nueva edición del Festival Joaquín el de la Paula. Un certamen que cumple ya 31 años y que, paso a paso, se va fraguando como un encuentro cada vez más sólido, con reclamos tan atractivos como los de Poveda.
Un festival que contó con la apertura de Antonio Solís, un cantaor local, ganador del Concurso de la Soleá de este año. Cantaor añejo, con un chorro de voz potente, que ahora, a sus cuarenta años, empieza a fluir, después de fajarse en peñas y en el ambiente familiar. Solís es de esos cantaores humildes, con un respeto enorme a los grandes, que pierde todo el nervio al primer toque de guitarra y que se asentará y destacará sólo si vence ese reparo inicial de los que verdaderamente conocen el arte, como les ocurre también a aquellos escritores ocultos que lanzan sus textos al fuego por timidez. La voz del alcalareño puso el prólogo a una noche que rayó a gran altura con el malagueño Cancanilla, cantaor criado en Los Canasteros, al calor de Caracol; la Argentina, que puso de manifiesto por qué es una artista de "moda" (y lo seguirá siendo); y Luis el Zambo, el pescaero de Jerez que tiene el don de sobresalir sin sobresalir, de dominar todos los palos con una maestría que ha legado a uno de sus mejores discípulos, Miguel Poveda, quien le rindió homenaje en torno a las tres de la madrugada del pasado sábado.
Por cierto, en cuanto al horario habría que plantear un cambio para ediciones siguientes. No es de recibo comenzar media hora más tarde de lo previsto, tal y como se había programado, algo que puede entrar dentro de "lo normal"; pero tampoco extender demasiado la cita, nada menos que hasta rozar las cinco de la madrugada, que es cuando finalizó el baile de Juan de Juan. Existen muchas alternativas a estas horas, como, por ejemplo, limitar la duración de los espectáculos o, simplemente, empezar antes el festival, más si cabe un día como el sábado y con un temperatura agradable. No se entiende muy bien esta decisión, ni la de prolongar en demasía el intermedio; factores que provocaron un continuo ir y venir de la gente por los pasillos. Gente que, en muchos casos, venía de fuera de Alcalá y que tenía por delante, a altas horas de la madrugada, varios kilómetros hasta regresar a sus casas.
A pesar de este horario intempestivo y de algunos fallos del sonido, el reclamo de Poveda hizo notable la presencia de espectadores casi hasta el final. El cantaor catalán fue el "gancho" elegido para esta edición del festival y, sin duda, no defraudó. Poveda tiró de su repertorio habitual, con alegrías, soleás, siguiriyas, bulerías..., que remató con sus "cuplés flamencos", como él llama a ese popurri de coplas jondas, en las que ha podido recrearse en su último trabajo, Coplas del querer. Poveda fue, como se ha dicho, el "gancho" para atraer a un público más numeroso y joven, que, pudiendo "entender" más o menos de flamenco, siente una emoción inusitada por algo que parecía reducido a otros círculos. Este "charnego" orgulloso de serlo, que se crió oyendo la música de Pink Floyd y la de Bambino, que siente admiración por Santiago Auserón y Mairena, ha conseguido rejuvenecer el flamenco y acercarlo, sin estridencias, a otros ámbitos de los que se creía apartado. Tiene tal soltura, tanta potencia y tanto dominio para modular su voz, que ha terminado por convencer a los más incrédulos. Aunque esto último bien poco le importe. Poveda no canta para demostrar nada a nadie, ni mucho menos para callar las bocas del purismo y la ortodoxia, cuyos argumentos suenan como ecos rancios y sin mucho sentido. Como artista, sus únicos objetivos son los de "crear" y hacer disfrutar al público, tal y como hizo el pasado sábado en Alcalá, en la tierra de Joaquín el de la Paula.

lunes, 29 de junio de 2009

Música de cantautores en 'LHS'

Poco a poco vamos haciendo más temáticos los programas de 'La huella sonora', que emitimos en Radio Guadaíra los domingos a las once de la noche (por si alguien todavía no se ha enterado). No es que sea nuestro objetivo el ofrecer programas monográficos... Lo único que se pretende es ser más o menos coherente con la selección de los temas. Por eso, la noche pasada pudimos escuchar canciones de Simon and Garfunkel, Cat Stevens, Leonard Cohen, José Feliciano, Serrat, Silvio Rodríguez o Sabina. De los grandes cantautores internacionales y patrios. Con estos últimos, aprovechamos para introducir, por fin, música en español, todavía inédita en 'LHS'. Les dejo aquí la lista completa, en la que no faltaron, además, otras perlas del rock, como, por ejemplo, el 'Little wing' de Jimi Hendrix o 'The house of rising sun' de los Animals.
- Jimi Hendrix: 'Little wing'.
- The Animals: 'The house of rising sun'.
- Simon and Garfunkel: 'I´m a rock'.
- The Beatles: 'You´ve got to hide your love away'.
- Cat Stevens: 'Peace train'.
- Jethro Tull: 'Thick as a brick'.
- Leonard Cohen: 'Suzanne'.
- José Feliciano: 'Light my fire'.
- The Skyliners: 'Since I don´t have you'.
- Serrat: 'Mediterráneo'.
- Silvio Rodríguez: 'La maza'.
- Sabina: 'Rebajas de enero'.

viernes, 26 de junio de 2009

Una serie de catastróficas desdichas: Michael Jackson

Tenía en mente desde hace unas semanas escribir algo sobre Michael Jackson. Pueden creérselo o no, poco importa. O pueden llamarme oportunista, si quieren. Lo mismo da. La cuestión es que quería escribir algo de él desde que vi anunciada su nueva gira, su regreso a los escenarios. Y pensé al instante incluirlo en la serie de "catastróficas desdichas" que he creado en este blog, a pesar de que el espacio estaba reservado para estrellas de la música que habían tenido un desenlace desgraciado, como ya se vio en Al Green o en Marvin Gaye. (Tengo en cartera también una entrada sobre James Brown, y no por ello voy a ser oportunista).
Lo cierto es que me rondaba por la cabeza la figura de Michael Jackson, pensando en qué estado iba a comparecer en los conciertos de Londres, y todo me parecía grotesco. Leer que había dilapidado su fortuna y ahora necesitaba con urgencia volver a cantar para mantener no una vida normal, como la de cualquiera, sino sus lujosas necesidades, me resultó penoso. Como también me resultan tristes y esperpénticas todas estas manifestaciones de "dolor popular" que se han desatado por su muerte. Y lo que aún nos queda. Gente por la calle llorando, personajes surrealistas que lo imitan a las puertas del hospital, madres angustiadas que llaman a los programas de radio porque sus hijos han entrado en estado de "shock" por la noticia... Esto último no me lo invento: lo pude escuchar anoche en 'Hablar por hablar'. (Algún día de éstos acabo llamando yo).
Nada nuevo, me dirán. Es el absurdo que ha creado esa cultura de masas de la que todos renegamos, como si cada día leyéramos a Platón, pero a la que estamos unidos indiferentemente. Y no hay nada original en ello. En otras épocas, sandeces de diverso tipo han entontecido los cerebros y continúan haciéndolo. Sin ir más lejos, las religiones siguen lanzando mensajes irracionales cada día, por los que la gente llora y se mata. Y no nos apartamos de ello: seguimos atrapados en esa red de ficciones por muchos motivos, quizás porque necesitamos creer en algo.
No pretendo hacer aquí un estudio antropológico de la muerte de Michael Jackson; sólo cuestionar todo lo que le rodea. Todo lo que le rodea ahora, que está a punto de ser enterrado, y todo lo que le ha rodeado prácticamente desde que nació, puesto que con tan sólo cuatro años, Michael Jackson fue empujado a un escenario. Digo lo de "empujado", porque con esa edad no se tiene capacidad para decidir nada. Y a partir de ahí, cada movimiento suyo ha sido seguido y magnificado hasta límites insospechados. Como en la película El show de Truman, su vida ha sido vigilada desde que era un niño y le ha sido robada. Con esto no justifico sus excentricidades, ni sus posibles delitos de pedofilia, ni su falta de personalidad. Sólo lo lamento, como podría lamentar la desgracia de cualquier otra persona. Michael Jackson ha sido un muñeco roto y un ser desdichado en toda regla. Ha tenido todas las oportunidades posibles para disfrutar de la vida más placentera y las ha lanzado a la basura. Y eso es lo que realmente sorprende, aunque ya cada vez menos. Lo hemos visto en Elvis Presley, en Marylin y en tantos otros juguetes de la cultura de masas, que apenas quedan unas palabras sinceras para recordar lo que éstos hayan podido aportar. Los elogios que aparecen en los medios suenan huecos, algo descarados, como si intentaran contener una carcajada final. Como diciendo: "¡Mirad cómo ha muerto este pardillo!" Sin reparar que hasta el ser más grotesco del orbe ha tenido también una infancia y una pizca de dignidad.
Hace tiempo leí una cita de Salinger que decía, más o menos, que a un escritor hay que leerlo, pero más valía no conocerlo. La verdad es que la frase le viene como anillo al dedo a este caso, y al de tantos otros artistas, a los que deberíamos valorar por su obra. Como ocurre con la literatura anónima. Es preferible no conocer siquiera al autor, por ejemplo, de El lazarillo de Tormes, pues quizás nos decepcionáramos al entrar en detalles de su biografía. Pero pedir eso a día de hoy, en este mundillo de la música, resulta más bien una estupidez. Si se pudiera escuchar el 'Ain´t no sunshine' sin saber quién estaba detrás de esa voz de niño, entonces todo sería perfecto.

miércoles, 24 de junio de 2009

'LHS': clásicos del rock, toques de jazz y mucha Motown

El pasado domingo, a las once de la noche, Radio Guadaíra emitió un nuevo programa de 'La Huella Sonora' ('LHS'), que estuvo formado por canciones de estilos variados. Sonaron clásicos como Bob Dylan, los Beatles o Deep Purple; notas del jazz más ecléctico, como Chuck Mangione o Tom Jobim; y, cómo no, temas pertenecientes al mítico sello Motown, entre ellos Rare Earth, Willie Hutch y The Miracles. Mucha música negra, que ya empieza a ser seña de identidad de 'La huella sonora'. Aquí les dejo el listado completo del programa:
- Rare Earth: 'Ma'.
- Bob Dylan: 'Isis'.
- Beatles: 'Get back'.
- Deep Purple: 'Strange kind of woman'.
- Eric Clapton: 'Come back, baby'.
- Meatloaf: 'Bat out of the hell'.
- Willie Hutch: 'Theme of Foxi Brown'.
- Chuck Mangione: 'Feels so good'.
- The Miracles: 'Who´s lovin' you'
- Tom Jobim: 'Pela luz dos alhos tens'.

lunes, 22 de junio de 2009

'El perseguidor', música y tiempo

Hay libros que gusta dejarlos reposar. Una vez leídos, tenemos la sensación de haber desubierto algo importante, una especie de tesoro que debemos conservar intacto. Vamos madurando las palabras durante unos días, como frutas jugosas que ganarán en sabor con el paso del tiempo. Las mantenemos cercanas, para no olvidarlas –difícil sería olvidarlas– y mostrarlas otra vez a nuestros ojos, y degustarlas otra vez y otra vez, porque nunca sacian. Y compartirlas con los amigos, porque no hay nada mejor en la literatura que regalar los buenos momentos. Como ocurre también con la música. No hay nada mejor que compartir para ver en los otros sus reacciones, que sientan, al menos, una satisfacción semejante a la tuya.
Por eso escribo esta entrada. Hace un par de semanas, leí por primera vez El perseguidor, uno de tantos cuentos que me quedaban por descubrir de Julio Cortázar. Lo disfruté tanto que lo dejé sobre la mesilla de noche, para revolver sus páginas de nuevo. Lo maduré, como escribí más arriba. Lo dejé reposar, mientras leía otras cosas, que, por cierto, iban muy en la línea de los gustos de Cortázar –una antología de Los mejores cuentos policiales, seleccionados por Bioy Casares y Borges, entre los que se encuentran clásicos de Poe, Chesterton, Conan Doyle, London, Stevenson, etcétera–. Al igual que ocurre con los sabores extraordinarios, que permanecen en el paladar durante largo tiempo, me pasó con El perseguidor. Y por eso he querido compartirlo: sugerirlo si aún no lo han leído, y recomendarlo, otra vez, para que vuelvan a hacerlo.
El perseguidor es de esos cuentos que merecen releerse por muchas razones: por su pulso narrativo, por su sinceridad –alejada de toda pomposidad literaria–, por su música... Y, cómo no, por el mero placer de transportarse a la literatura, abandonar por unos momentos la anodina realidad y rodearse de personajes fantásticos. En este relato se contemplan dos planos de lo "real" claramente identificados en sus personajes: por una parte, Bruno, el crítico musical; y por otra, Johnny Carter, el saxofonista de jazz, esquizofrénico y dionisíaco, que atrae hacia su órbita todo lo que le rodea. Carter convierte en "mágico" cada elemento que toca. No sólo las notas musicales, sino también las relaciones personales, los diálogos. Es un músico con escasa formación cultural, pero con una intuición creativa excepcional, con una capacidad indescriptible para subyugar a amantes, amigos y demás compañeros. Mientras que Bruno dibuja la figura apolínea de este cuadro, la cara ordenada y lógica. Es el ancla de Carter con lo cotidiano, con la vida –de hecho, es su biógrafo–, con lo necesario. Y es el interlocutor de un artista apesadumbrado por la música y el tiempo: "Esto lo estoy tocando mañana... Esto del tiempo es una cosa muy complicada, me agarra por todos los lados. Me empiezo a dar cuenta poco a poco de que el tiempo no es como una bolsa que se rellena. Quiero decir que aunque cambie el relleno, en la bolsa no cabe más que una cantidad y se acabó... Lo mejor es cuando te das cuenta de que puedes meter una tienda entera... como yo meto la música en el tiempo cuando estoy tocando... Todo es elástico, chico. Las cosas que parecen duras tienen una elasticidad... una elasticidad retardada".
Para Johnny Carter el tiempo no es suficiente, quizás porque se ha anticipado a él. Por eso su frase: "Esto lo estoy tocando mañana". Como un atributo de los genios, Cortázar parece describir la sensación mágica de un músico que comprime sus notas en el tiempo. Las hace infinitas en aquello que es limitado. Una sensación temporal que el escritor argentino descubrió en el metro de París, según relató en varias entrevistas. En los subterráneos de la ciudad, Cortázar creía entrar en una dimensión apartada del tiempo, que no funcionaba según sus leyes forzosas. Y esa sensación la traslada al músico, que, en un corto trayecto, de estación a estación, ha sido capaz de revivir largos momentos de su pasado. Carter-Cortázar recuerda en el metro pasajes completos de su vida, imposibles de aglutinar en apenas diez minutos y hacerlos presente. Como después consigue con su saxo, el instrumento que le roban por su ensimismamiento y que le permite viajar más rápido que los medios de transporte creados por el hombre.
Ésa podría ser una lectura de El perseguidor, relacionada con la música y el tiempo. Otras interpretaciones, como la de Andrés González Riquelme ("La máquina musical de El perseguidor de Julio Cortazar"), nos conducen al vínculo entre literatura y jazz, al estudio de los ritmos musicales en cada uno de los fragmentos, al aspecto biográfico de Carter, inspirado en el músico Charlie Parker, tan admirado por Cortázar... Y así, hasta un sinfín de lecturas. El perseguidor, publicado en 1967, mantiene su genialidad precisamente en ese aspecto. La gran cantidad de sugerencias que le provoca al lector lo convierte en un libro maravilloso, que no se agota, que se hace infinito a pesar del tiempo.

miércoles, 17 de junio de 2009

'LHS', los domingos a las 23:00

Por fin pudimos enterarnos del horario fijado para el programa 'La huella sonora'. En principio, la emisión será semanal, cada domingo a las 23:00, en Radio Guadaíra (107.7 FM). A la espera (y lo vuelvo a repetir) de que se nos dé el espacio en directo, que es lo que pretendemos. De todas formas, no está mal así. Es buen día y buena hora para cerrar la semana, escuchando música de calidad. Éste fue el listado de canciones del último programa emitido:
- Mary Hopkin: "Those were the days".
- Thelma Houston: "Any way you like it".
- Al Stewart: "The year of the cat".
- Jethro Tull: "Cross-eyed Mary".
- America: "Sandman".
- Diana Ross: "I´m coming out".
- Queen: "Tie your mother down".
- David Ruffin: "Walk away from love".
- Marvin Gaye: "Let´s get it on".
- Nina Simone: "My baby just care for me".

sábado, 6 de junio de 2009

Wilco del buen recuerdo

Ha pasado una semana desde el concierto de Wilco en Sevilla y todavía resuena en el interior del monaterio de La Cartuja el estruendo de las guitarras eléctricas. Podríamos exagerar la cosa aún más y decir que vibraron en sus tumbas los huesos de la noble familia Ribera. No sé quién o quiénes habrán tenido la idea de trasladar los conciertos de Territorios al antiguo recinto monacal... Algunos pensarán que es una especie de sacrilegio. Pero, para mí, tiene su punto comprobar cómo un lugar dispuesto para la paz y el silencio chirría con el rock desenfrenado de los desaliñados Akron/Family, que abrieron la sesión del 29 de mayo con una extraña dosis de folk, psicodelia y ruido. Akron/Family ejercieron de teloneros de Wilco en Sevilla, al igual que en el resto de la gira en España. Conciertos que llevaron a la banda norteamericana por Madrid, Granada o Málaga. Está por ver si estas citas previas dejaron al grupo algo cansado para Sevilla, con todo lo que se había cocido durante la semana.
En esos días Wilco fue noticia, incluso en medios no especializados, por la muerte de su antiguo componente, el multiinstrumentista Jay Bennett, que se incorporó al conjunto en torno a 1995, coincidiendo con la grabación de Being There. Al parecer, las diferencias entre Bennett y Jeff Tweedy acabaron con la salida del primero y alguna querella de por medio. La banda le ha recordado con una escueta nota de prensa y poco más. Parece que no les ha pesado demasiado el fallecimiento. Así lo demostraron en Sevilla. Wilco no desentonó e hizo disfrutar a un público numeroso, que viene a poner de manifiesto, una vez más, que la ciudad se merece algo más que una programación cultural en permanente Cuaresma.
El repertorio del concierto se centró, principalmente, en los nuevos temas de Wilco (The album), y, quizás, por ello dejó en ascuas a buena parte de los espectadores (entre los que me incluyo), que esperaban escuchar los sonidos más reconocibles de Yankee Hotel Foxtrot o A ghost is born, por poner un par de ejemplos. De todas formas, canciones como 'One wing' o 'You never know' (tan "beatlemana", como la define Blas Fernández) evidencian que la banda está en continua evolución, renovándose con cada aportación, sin que les pese la etiqueta de los "abanderados-del-nuevo-country-rock" impuesta desde hace varios años. Wilco es mucho más que eso. El guitarrista Nels Cline parece alzar el pulso eléctrico que Tweedy equilibra con excelentes notas melódicas del tipo de 'I´m trying to break your heart" o "Jesus, etc", quizás los temas más celebrados de la noche.
En total, casi hora y media de concierto, no tan "memorable" como se ha descrito, pero sí satisfactorio y de buen recuerdo. La prueba está aquí, una semana después.

miércoles, 3 de junio de 2009

Segundo programa de 'LHS'

El sábado pasado grabamos el segundo programa de 'La huella sonora' en Radio Guadaíra, a la espera de que pronto podamos hacerlo en directo. Dejo anotados a continuación los temas que entraron, con la intención de que el personal se vaya animando y hagáis comentarios. Se admiten, por supuesto, peticiones de todo tipo... Bueno, de todo tipo no. Que ya me veo a alguno pidiendo canciones de Los Pecos. Y este programa, a pesar de su juventud, tiene una reputación. Ahí va la lista:
- Queen: 'Death on two legs'.
- Elton John: 'I guess that´s why they call it the blues'.
- Phil Collins: 'In the air tonight'.
- Luther Allison: 'Raggedy and dirty'.
- Edwin Starr: 'War'.
- Crowded House: 'Fall at your feet'.
- Prince: 'When doves cry'.
- Live: 'Selling the drama'.
- Christopher Cross: 'Never be the same'.
- The Supremes: 'These boots are made for walking'.
- Joe Cocker: 'Have a little faith in me'.
- Stevie Wonder: 'Superstition'.
- Wilco: "Say you miss me'.