Antes de convertirse en el florero más caro de Francia, Carla Bruni tuvo una trayectoria como modelo (conocida por todos) y otra más breve como cantante lánguida y susurrante, que apenas se conoce. Y si se conoce, de oídas, es para tacharla rápidamente de amateur, de simple aficionada que tuvo un capricho de niña pija al coger una guitarra. Lo que en cierto modo es verdad. La actual señora de Sarkozy comenzó oficialmente en el mundo de la música en el año 2000, cuando tenía 32 años, una edad que la jubilaba de las pasarelas y que la obligaba a buscarse nuevas empresas, ya fueran en el Elíseo o en la industria discográfica.
La afición de Carla Bruni por la música le viene de lejos, de un padre compositor, llamado Alberto Bruni Tedeschi, que estrenó óperas en París, Venecia o Bérgamo, y que inculcó en su hija cierta megalomanía por la música clásica y por el rock. Quizás más por esto último, vista la aventura que tuvo con Mick Jagger y que acabó con el matrimonio del líder de los Rolling con Jerry Hall, la mujer que más tiempo lo aguantó, unos veinte años. Justo por esas fechas en la que Carla se largaba con Jagger a una playa tailandesa, fue cuando despertó el deseo de la modelo de grabar canciones. Al parecer, tenía guardadas algunos papeles donde garabateaba letras. Carla se las mostró al pianista Julien Clerc, que vio el filón claro y compuso varios temas más para completar un álbum conjunto. Éste se tituló Si j´étais elle y tuvo una acogida más que aceptable, con 250.000 copias vendidas, según leo en la Wikipedia.
Comprobado el éxito del debut, Carla Bruni decidió volver a grabar poco después, pero ya en solitario. Con la ayuda de Louis Bertignac, la modelo publicó en 2002 Quelqu´un m´a dit, disco que alcanzó repercusión más allá de las fronteras francesas y que, incluso, recibió buenas críticas. La escasa voz de Bruni fue acompañada con acierto por una guitarra acústica, en unos temas que hacían homenaje a la chanson francesa. Todos ellos compuestos por Carla Bruni, a excepción de 'La noyée', de Serge Gainsbourg, y 'Le ciel dans une chambre', traducción gala de 'Il cielo in una stanza', de Gino Paoli, que popularizó Mina (sonroja oír la voz de ésta comparada con la versión lacia de Carla Bruni).
Quelqu´un m´a dit le aportó a Carla Bruni un nuevo prestigio profesional más allá de su aparición en revistas. En 2007 volvió a entrar en el estudio para grabar No promises, donde se atrevió a cantar en inglés los versos de Yeats, Auden, Emily Dickinson o Dorothy Parker; y en 2008, ya como primera dama de la República Francesa, lanzó Comme si de rien n´était, en el que versionó un tema de Bob Dylan e interpretó, de nuevo, sus propias canciones, dos de ellas coescritas con el polémico Michel Houellebecq.
Quizás por su pasado como maniquí, quizás por su presente como "florero" institucional, la trayectoria musical de Carla Bruni ha estado acompañada de un "divismo" exagerado. Dotes como intérprete le faltan, pero no el buen gusto a la hora de seleccionar su música. Se le oye poco, susurra como hacían aquellas actrices de Hollywood a las que les exigían cantar, con un timbre de voz apagado, con un hilo sonoro que está a punto de romperse... Y aun así, tiene su punto.
qué duro eres con la pobre Bruni
ResponderEliminarPero si reconzco que tiene su punto, a pesar de los pesares.
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