Hay "colgado" en Youtube un vídeo que he podido ver una veintena de veces. Se trata de una actuación de Otis Redding, interpretando 'Try a little tenderness', una de sus canciones emblemáticas, mezcla de soul y rock. Las imágenes pueden ser de 1966 ó 1967: Redding con camisa abierta y sudada, pantalón blanco ajustado y una energía exorbitante sobre el escenario, que se traslada al espectador más allá de los años, incluso más allá de la pantalla. La emoción contenida del comienzo de la canción y el desenlace furioso, pidiéndonos que "probemos un poco de ternura", erizan la piel. Al ver esa grabación, comprende uno el desbordamiento del público cuando está a punto de acabar la actuación y se agolpa a los pies del artista. Y comprende uno, también, los motivos por los cuales Redding se ha convertido en una especie de clásico, un intérprete de culto, que merece custodiarse con aura de leyenda. Más si cabe por su intensa y desdichada trayectoria.
La historia de Otis Redding se limita tan sólo a 26 años, los que vivió entre las aguas bautismales de Georgia y las aguas fúnebres del lago Mononoa, en Wisconsin, donde se precipitó el avión en el que viajaba junto a su banda el 10 de diciembre de 1967. Redding era hijo de un ministro baptista, que llenó su cabeza de sermones y gospel. Como ha ocurrido en tantos casos de maestros del soul, el coro de la iglesia se convirtió en su primera escuela musical y en el primer escenario para curtir la voz y el sentimiento de una raza maltratada. Cuentan que en su niñez y adolescencia, se presentó a un concurso de jóvenes talentos durante 15 años consecutivos y en todos ellos ganó el primer premio. Hasta que se le prohibió participar para darle la oportunidad a otros. Lo siguiente sería probar con un grupo amateur llamado The Pinetoppers, que imitaba a sus cantantes de soul preferidos, y seguir intentándolo hasta que llegara el golpe de fortuna. Ese momento de azar ocurrió en octubre de 1962, cuando se le invitó a rellenar unos minutos vacíos en un estudio de grabación. Redding, entonces un completo desconocido, cantó la balada 'These arms of mine'. Si la imaginación vuela, podríamos dibujar la escena de unos productores estupefactos ante el filón encontrado casi por casualidad. Los dueños de la discográfica serían ahora los que habían tenido el golpe de fortuna, y no al revés.
El single entró en la lista de los cien más vendidos y fue el primer eslabón de una cadena de temas inolvidables: 'I've been loving you too long', 'Mr. Pittiful', 'Respect' o la electrizante 'Try a little tenderness', con la que acostumbraba a cerrar sus espectáculos. Entre esos directos, ha quedado para la posteridad su actuación en el Festival de Monterrey de 1967, en el que interpretó, además, su magnífica versión del 'Satisfaction' de los Rolling ante un auditorio hippie, embelasado por la potencia de su voz. En Youtube, cómo no, se pueden rescatar esos conciertos, mitificados casi al mismo nivel de Woodstock por la calidad de sus componentes: The Animals, Simon & Garfunkel, The Steve Miller Band, Jefferson Airplane, Ravi Shankar, The Mamas & The Papas, The Who, Jimi Hendrix...
Poco después de su aparición en Monterrey, Redding continuó su gira en San Francisco, en cuya bahía dicen que se recluyó. Vivió durante unas semanas en una casa-bote amarrada a un muelle, junto al mar. Al parecer, el cantante había descubierto el Sgt. Peppers de los Beatles y escuchaba su música antes de ir a dormir. La soledad, el sol de la mañana, el batir de las olas y el sonido de las gaviotas terminaron por inspirarle una canción que se convertiría en su estandarte, 'The dock of the bay', y la que, a la postre, supondría su última grabación. Era diciembre de 1967 y Redding había gastado su corta vida entre las aguas bautismales de Georgia y el noray de un muelle viendo los barcos partir. Estaba en lo más alto, flotando sobre una nube.
La historia de Otis Redding se limita tan sólo a 26 años, los que vivió entre las aguas bautismales de Georgia y las aguas fúnebres del lago Mononoa, en Wisconsin, donde se precipitó el avión en el que viajaba junto a su banda el 10 de diciembre de 1967. Redding era hijo de un ministro baptista, que llenó su cabeza de sermones y gospel. Como ha ocurrido en tantos casos de maestros del soul, el coro de la iglesia se convirtió en su primera escuela musical y en el primer escenario para curtir la voz y el sentimiento de una raza maltratada. Cuentan que en su niñez y adolescencia, se presentó a un concurso de jóvenes talentos durante 15 años consecutivos y en todos ellos ganó el primer premio. Hasta que se le prohibió participar para darle la oportunidad a otros. Lo siguiente sería probar con un grupo amateur llamado The Pinetoppers, que imitaba a sus cantantes de soul preferidos, y seguir intentándolo hasta que llegara el golpe de fortuna. Ese momento de azar ocurrió en octubre de 1962, cuando se le invitó a rellenar unos minutos vacíos en un estudio de grabación. Redding, entonces un completo desconocido, cantó la balada 'These arms of mine'. Si la imaginación vuela, podríamos dibujar la escena de unos productores estupefactos ante el filón encontrado casi por casualidad. Los dueños de la discográfica serían ahora los que habían tenido el golpe de fortuna, y no al revés.
El single entró en la lista de los cien más vendidos y fue el primer eslabón de una cadena de temas inolvidables: 'I've been loving you too long', 'Mr. Pittiful', 'Respect' o la electrizante 'Try a little tenderness', con la que acostumbraba a cerrar sus espectáculos. Entre esos directos, ha quedado para la posteridad su actuación en el Festival de Monterrey de 1967, en el que interpretó, además, su magnífica versión del 'Satisfaction' de los Rolling ante un auditorio hippie, embelasado por la potencia de su voz. En Youtube, cómo no, se pueden rescatar esos conciertos, mitificados casi al mismo nivel de Woodstock por la calidad de sus componentes: The Animals, Simon & Garfunkel, The Steve Miller Band, Jefferson Airplane, Ravi Shankar, The Mamas & The Papas, The Who, Jimi Hendrix...
Poco después de su aparición en Monterrey, Redding continuó su gira en San Francisco, en cuya bahía dicen que se recluyó. Vivió durante unas semanas en una casa-bote amarrada a un muelle, junto al mar. Al parecer, el cantante había descubierto el Sgt. Peppers de los Beatles y escuchaba su música antes de ir a dormir. La soledad, el sol de la mañana, el batir de las olas y el sonido de las gaviotas terminaron por inspirarle una canción que se convertiría en su estandarte, 'The dock of the bay', y la que, a la postre, supondría su última grabación. Era diciembre de 1967 y Redding había gastado su corta vida entre las aguas bautismales de Georgia y el noray de un muelle viendo los barcos partir. Estaba en lo más alto, flotando sobre una nube.
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