viernes, 27 de febrero de 2009

Jorge y sus Ilegales




Podria haber empezado mi primera entrada hablando de algún grupo de masas. Hablar de cualquiera de mis ídolos internacionales, conocidísimos en el mundo y millonarios en discos vendidos, pero no, hoy no voy a empezar por ahi.

Hoy quiero escribir sobre Ilegales ( de España, que no haya confusiones....), y más concretamente sobre su alma mater, compositor, letrista, guitarrista y voz, Jorge Martinez. No recuerdo cuando fue la primera vez que escuché algo de ellos, pero si recuerdo que me llamó la atención la voz de demente de Jorge, y la sencillez, pero efectividad de la banda, con solo una bateria, un bajo y la voz y guitarra de Martinez.
La banda nació en la recien inaugurada década de los 80, en pleno apogeo de la movida, y en una epoca en la que salieron numerosos sellos independientes que grababan cualquier cosa. No obstante, no solo fueron capaces de iniciar su andadura, si no de prolongarla durante más de 25 años hasta hoy dia, fieles a su estilo y sin dejar de dar guerra.
Amado y odiado a partes iguales, tachado de pertenecer al movimiento Skin ( cosa que ha negado siempre, ya que la canción que le dio dicha fama tenia otro fin que no vieron o no quisieron ver......), sus letras siempre han sido muy críticas, y afiladas como dagas e incluso para mi, algunas bastante buenas (recomiendo: yo soy quien espia los juegos de los niños, tiempos nuevos tiempos salvajes, enamorados de Varsovia, angel exterminador....). Letras rebuscadas y con fondo.

Buen rock en estado puro. Os dejo algun video para que veais algo de sus actuaciones en directo. Asi que keep on rocking!!!!

Personal Gahan

Vamos calentando motores para el concierto de Depeche Mode en Sevilla... Les recuerdo que la banda británica cerrará el "Tour of the Universe" en el Estadio Olímpico el 12 de julio. Si se animan, todavía pueden conseguir entrada... El señor Mateos y yo ya las tenemos, no sé otros... (ejem, ejem).
Aprovecho esto para contar alguna historieta de David Gahan, personaje donde los haya. Un auténtico frontman, como dicen los críticos ingleses: el líder por excelencia de un grupo, portavoz, imagen y (normalmente) vocalista de la banda. Personaje que eclipsa a todos los que le rodean, al que se le sube el ego una barbaridad y al que, si no se le cuida, puede ocurrirle "una serie de catastróficas desdichas" (intentaré seguir con la sección). Personaje que puede ser odiado hasta la extenuación o mitificado hasta la náusea. Requisitos que ha cumplido mr. David Gahan, sobre todo en los noventa, cuando se encontraba en la cima de popularidad.
Parece ser que con los años el chavalín, que estuvo a punto de pifiarla con las drogas, se ha serenado y ha madurado (con más de cuarenta años... ya era hora). Gahan ha sido todo en Depeche Mode. Llegó al grupo en 1980, cuando era un simple imitador de David Bowie, y se hizo desde primera hora con el mando. Su primera decisión fue cambiarle el título al conjunto (Composition of Sound se hacían llamar) por una cursilería que, con el tiempo, se ha convertido en sello internacional (Depeche Mode era, por lo visto, el título de una revista de moda francesa). Dio el espaldarazo definitivo a la música electrónica (todavía arrinconada por el punk), haciéndola accesible a un público más amplio y distinguiéndola con un estilo decadente, de letras enfermizas... La voz nasal de Gahan ha tenido imitadores por todos lados (recuerden si no al cantante de Obk..., ejem, ejem) y sus gestos han llenado muchas portadas de revistas. Después de esos grandes pelotazos titulados Music for the masses (1987) y Violator (1990), dio un giro radical a la estética del grupo con Songs of faith and devotion, mezclando los sintetizadores con las guitarras eléctricas. Más tarde llegaron, con más o menos éxito, Ultra (1997), Exciter (2001), Playing the Angel (2005) y el actual Sounds of the Universe (2008). He ahí una buena lista para descargar de internet y motivarse para el concierto.
La primera vez que vi a Depeche Mode fue en un playback de Rockopop, mítico programa de TVE que llevaba Beatriz Pecker y del que estaba enganchado para grabar las actuaciones en el VHS. El grupo estaba presentando el Violator en 1990 y empezaron, cómo no, con el "Personal Jesus". Casi al final de la canción, Gahan solía "crucificarse", extendiendo los brazos. Gesto que TVE omitió, dando tomas del batería y el teclado. Yo no me di cuenta de eso en aquel momento, claro está, pero sí ahora que todo se puede rescatar por Youtube (os dejo el vídeo).
Volveremos a ver el gesto en Sevilla, esta vez sin censura. Como decía la crónica del concierto que dieron en Granada (2006), Depeche Mode es un grupo muerto desde hace diez años (opinión que comparto), pero que a la hora de la verdad, en los directos, no defraudan y hacen un espectáculo memorable. Eso esperamos.

jueves, 26 de febrero de 2009

Grandes portadas del rock: "Electric Ladyland" (The Jimi Hendrix Experience)

Puestos a seguir con la fiebre "bloggera" (a ver lo que dura), me he decidido a abrir una sección, con el ánimo de que participéis. Estaba repasando un número antiguo de la revista Rolling Stone (versión argentina en la web) y he visto un trabajo que me ha dado ideas. Se trataba de un reportaje sobre las portadas más polémicas del rock. Evidentemente, aparecen imágenes subidas de tono, otras irreverentes con la política o la religión... En fin, de todo un poco. Unas muy conocidas, otras inéditas...
Había pensado que mejor que ofrecer las "portadas más polémicas", pudiéramos dar las que más nos gusten simplemente o las que consideremos "míticas". No tienen por qué ser polémicas. Pueden ser "artísticas" también: no olvidemos la gran cantidad de fotógrafos y pintores que han colaborado con las estrellas del rock (véase Andy Warhol, por poner un ejemplo fácil).
Así pues, pongo la primera pica en Flandes con esta portada de The Jimi Hendrix Experience. El disco se titula Electric Ladyland (1968) y, como ven, tiene poderosas razones para estar en este grupo de imágenes. La fotografía es sencilla, pero impactante (por llamarlo de alguna manera): representa a un harén de mujeres venerando al "dios" Hendrix. Hoy, como es natural, la portada no asombra demasiado, pero para aquella época fue un bombazo. Tiene varias curiosidades: al parecer, esta foto se improvisó porque el arte final de la que tenían prevista no llegó a tiempo para la publicación. Se decidió entonces dar esta imagen en el disco de lanzamiento en Gran Bretaña y, como suele pasar con muchas cosas improvisadas, acabó teniendo más éxito que el original. Otra anécdota: al viciosillo de Hendrix no le gustó (¿seguro Paco?).
Sobre el disco en sí, se ha escrito que fue el que marcó la transición de Hendrix al rock progresivo. Hay temas memorables, como 'A merman I should turn to be' (más de 13 minutos) o la versión de 'All along the wathctower' de Dylan (que dicen que le encantó). Cuentan, además, que la grabación tuvo bastante lío, por el carácter de Hendrix y las malas relaciones con su banda. Para Hendrix, gran perfeccionista de la guitarra, no pasaban las horas en el estudio y llegó a hacer 43 tomas de 'Gipsy eyes', uno de los temas del disco. Acabó derrotando al equipo, hasta el punto de que fue el último disco que hizo con la banda. A partir de ahí siguió en solitario.

Historia de un crimen: 'Helter Skelter'

A menudo se ha escrito sobre la música que inspiró a psicópatas u otro tipo de mentes perturbadas, un tema que ha dado mucho juego a los críticos musicales e incluso a algunos novelistas. Hay una triste bibliografía sobre Wagner y el nazismo, por ejemplo. Tan triste que no merece la pena justificarla. Condenar a un compositor por haber sido un referente para unos genocidas es tan estúpido como demonizar la literatura, el cine o cualquier otra forma de expresión. El caso de Nietzsche podría ser similar. Incluso Darwin fue malinterpretado por los nazis. De todo esto se saca una conclusión más que evidente: el peligro o la violencia no lo generan los artistas, sino los imbéciles a los que les faltan neuronas para comprenderlos.
El rock tiene varios casos similares, que han sido tapados o mitificados según los intereses a los que obedezcan. Uno de los más sonados fue el de Charles Manson en los años sesenta. Es sabido que el psicópata interpretó una canción de los Beatles, 'Helter Skelter', como una llamada para el holocausto que debía perpetrar junto a su banda de asesinos, 'La Familia'. De esta paranoia partieron para matar brutalmente a Sharon Tate, la mujer de Roman Polanski. En 1967, Manson estaba en la cárcel y vivía inmerso, según cuenta Jordi Soler en El País ("Charles Manson escupe al mundo su rock carcelario", 10-IV-2008), en tres obsesiones bien dispares: la cienciología (esa creencia que profesa Tom Cruise, entre otros frikis), el budismo y la música de los Beatles.
El "Álbum blanco" (1968) terminó por destrozar la mente del asesino. 'Helter Skelter' fue uno de los temas que más sorprendió de ese disco, por la fuerza y la rabia con la que se interpretó. Su letra era algo así como una evocación alucinógena en una montaña rusa, que es lo que realmente significa 'Helter Skelter' (un tobogán en espiral típico en los parques de atracción británicos): "Cuando llego abajo / vuelvo a subirme al tobogán / allí me paro, me giro y me tiro / hasta que llego abajo y te vuelvo a ver" (más o menos, en traducción libre).
Unos versos tan caóticos y surrealistas como éstos acabaron por desquiciar a Manson. Éste vio en ellos lo que nadie vio y, como consecuencia, ordenó a sus compinches que cometieran varios asesinatos. La víctima fue la actriz Sharon Tate, a la que mataron cuando cumplía ocho meses de embarazo. Con su propia sangre, 'La Familia' dejó inscritas las palabras 'Helter Skelter', que dispararon el escabroso mito.
La historia de Manson ensombreció la canción e, incluso, la trayectoria de los Beatles, a los que muchos llegaron a señalar como cómplices del asesinato (!). Referirse hoy al 'Helter Skelter" es hablar de este suceso, cuando hay mucho más que contar. Entre otras curiosidades, podría señalarse que la canción es la más larga de todas las que grabaron los Beatles: hicieron una versión de 27 minutos, que no se ha incluido todavía en ningún disco. Está considerada como el gran precedente del heavy metal, por su guitarreo y las voces desgañitadas. La revista inglesa Q la eligió como el quinto mejor tema de la historia del rock... Y varias anécdotas más, como, por ejemplo, que la compuso McCartney y no Lennon, que sería lo más lógico dado el carácter de uno y otro. Lo cual desmonta muchos tópicos... No era tan "blandito" Paul como lo pintaban.

miércoles, 25 de febrero de 2009

¿Quién es Raphael Saadiq?

Aprovecho la presencia de Al Green en este blog, para recomendar a un sucedáneo suyo que he escuchado hace poco (y sigo escuchando, porque no me ha disgustado). Se llama Raphael Saadiq (nombre artístico de Charlie Ray Wiggins) y hace algo así como "neo soul". Es decir, el soul de toda la vida, pero con mucha mesa de mezclas y mucho arreglo en el estudio. Una mariconada me dirán... Pues, probablemente. De todas formas, es "comestible", se puede recomendar sin causarle ningún trauma al que lo escuche y no suena a imitación. Esto, al menos, es importante. Sobre todo ahora, que estamos bombardeados por versiones y feats (uséase, llamo a un coleguita para que me haga un par de coros y me salve un tema del disco).
Saadiq no es jovencito que digamos: tiene más de 40 años y sólo ha publicado tres álbumes en solitario. Antes, había trabajado como productor y compositor para gente variada, desde Whitney Houston a Macy Gray. El último disco se titula The way I see it (2008) y el single de lanzamiento, "Love that girl". Os dejo el vídeo en cuestión.

Por cierto, no pretendo hacer aquí un monográfico sobre el soul, ni mucho menos. Espero que el señor Mateos se anime pronto con algunas entradas rockeras (o coqueras).

Una serie de catastróficas desdichas: Al Green.


A finales de 2008, Julián Ruiz, uno de los popes de la crítica musical en España, publicó en el diario El Mundo una colección de semblanzas del rock contemporáneo. En ellas repasaba las biografías de intérpretes con trayectorias más o menos desgraciadas, que bien podría haber titulado como la película Una serie de catstróficas desdichas. Había algo que se repetía en todas aquellas historias: la perdición por el alcohol, las drogas y el sexo. Aparecían, cómo no, Freddy Mercury, Bob Marley, Marvin Gaye o incluso Prince (al que pintaba como un adicto a las mujeres bellas ¿?). Todas las semblanzas tenían, por tanto, el común denominador del tópico "rockandrollero", del "vivir deprisa"...

Me acordé entonces de un personaje que no estaba en ese grupo y que cumplía con los requisitos desgraciados, pero con unos mimbres bien distintos. Se trataba de Al Green. Aunque en su caso también aparecen el alcohol y las drogas, la desdicha de este intérprete viene por un camino inusual: la religión. Su ferviente conversión al cristianismo fue el motivo de su declive, por más que algunos quieran verlo ahora como un genio del gospel (música que me aburre y hasta me provoca nerviosismo).

La carrera de Al Green (Albert Greene es su verdadero nombre) comenzó en un ambiente humilde. Su padre era un mediero de Arkansas (una especie de bracero andaluz), que probablemente le inculcó los cantos agrícolas de los negros sureños. En 1964, con apenas 18 años, formó su primer grupo, Al Green and the Soul Mates, que innovó, según los que saben, en el R&B. Pocos años después, inició su trayectoria como solista, todavía sin un estilo muy definido, llegando a imitar a James Brown o Sam Cooke, sus grandes referentes. Su primer gran éxito le llegó con el álbum Al Green gets next to you (1970), donde, como curiosidad, incluyó una versión del "Light my fire" de los Doors.

Pero, sin duda, el hito de su carrera fue Let´s stay together (1972), que se convirtió en número uno y posiblemente en una de las canciones más memorables del soul (para mí es lo más de lo más, a pesar de que su letra no sea una maravilla). Después le siguieron otros pelotazos: I´m still in love with you (1972) y Al Green explores your mind (1974). El señor Green estaba entonces en lo más alto. Tenía todo el reconocimiento, toda la fama y todo el dinero posible, cuando le llegó la inevitable desgracia. En 1974, su pareja sentimental, Mary Woodson, le pidió matrimonio y él la rechazó. Según cuentan, la señorita se enervó tanto con Al Green que acabó tirándole una "olla de sémola hirviendo sobre la espalda mientras tomaba un baño" (véase Wikipedia), provocándole quemaduras de tercer grado en la mitad de su cuerpo. Woodson acabó suicidándose y Green con una depresión de "caballo".

El resultado de este culebrón fue el abandono de la música por parte de Green, es decir, la desdicha máxima para él y para sus seguidores. Después de meses de reflexión, el cantante vio este suceso como una llamada de Dios, por lo que decidió tomar el hábito como reverendo pentecostalista. (El pentecostalismo intenta re-bautizar a los creyentes, devolverles la fe... No sé si la olla de sémola tuvo algo que ver en ese camino místico). La religión absorbió la mente de Green con más fuerza que el alcohol y las drogas. Éste dedicó desde entonces toda su vida a los sermones y al gospel, al "gospel soul" como él lo llamó, que terminó desplazándole como artista.
La biogafía de Al Green es la historia de una oportunidad perdida, de una voz sacrificada por la religión. Y un ejemplo de que no sólo el alcohol, el sexo y las drogas han matado a las míticas estrellas de la música. Quizás, puestos a investigar, encontremos más casos parecidos.

Una lástima. El único consuelo que me queda son sus greatest hits previos a la alumbración divina.

Mientras soluciono cómo descargar el disco completo, os dejo un vídeo del Let´s stay together.
Por cierto... pregunta de trivial: ¿en qué banda sonora aparece este tema?
A ver los listillos...

Bienvenida

"La huella sonora" es algo parecido a una revista musical, aunque sin orden ni concierto. No tiene secciones fijas ni propósito más que compartir opiniones, gustos y disgustos sonoros. Espero que lo disfruten y participen.