viernes, 6 de marzo de 2009

Cat Stevens es Yusuf Islam

Si oyen algunas de sus canciones, les resultarán familiares. Cat Stevens hizo auténticos himnos en los años sesenta y setenta: 'Lady D´Arbanville', 'Father and son', 'Moonshadows', 'Sad Lisa'... Era un cantautor hippie, pacifista, en contra de la guerra de Vietnam..., pero en la órbita del mercado, con tanto prestigio como Paul Simon o, si me apuran, Bob Dylan. Un cantautor que llegó a publicar su mejor disco, Tea for the tillerman (1970), en una edición de lujo, bañada en oro de 24 quilates, y que de la noche a la mañana desaparece de los escenarios y poco más se sabe de él. Un desconocimiento que se mantiene prácticamente hasta hoy. Todavía mucha gente, que es capaz de reconocer sus canciones y tararearlas, no se ha enterado de que Cat Stevens se llama Abu Muhammad o Yusuf Islam, nombre artístisco que utiliza para seguir cantándole a la paz desde hace tres décadas.
Quizás, el motivo por el que apenas sepamos de él sea ése. Convertirse al Islam y ser crítico con las formas de vida occidentales no son buenas noticias para la industria discográfica, dominada por ciertos sectores. Sin ir más lejos, Cat Stevens-Yusuf Islam ha sido vetado en varias ocasiones por Estados Unidos e Israel, donde se le ha impedido cantar, aun siendo invitado por Simón Peres (!). Fue el año pasado, antes de los bombardeos y la invasión de Gaza: Yusuf debía actuar junto a Mercedes Sosa y Andrea Bocceli, y le prohibieron la entrada en Jerusalén, con la excusa de que era musulmán y había financiado a Hamás.
Por lo que tengo entendido y leído, sobre la biografía de Yusuf se han vertido decenas de bulos, que, a fuerza de repetirse y expandirse por internet, han acabado por aceptarse como "verdades". En la página http://www.mountainoflight.co.uk/, el propio cantante tuvo que desmentir punto por punto las acusaciones; por ejemplo, que financiaba a Hamás, que se negaba a hablar con mujeres que no llevaran el velo islámico o que había apoyado la fatwa contra Salman Rushdie. Sobre esto último, especifica que, tras la aparición de los Versos satánicos, criticó el libro por considerarlo irrespetuoso con su religión, pero que nunca pidió que mataran al autor o que lo quemaran, como llegó a publicar un diario sensacionalista británico.
Al repasar la biografía de Cat Stevens, me he acordado de Al Green, con el que empecé este blog. En su entrada mencioné el caso de los músicos que habían cortado su trayectoria por la religión, como le ocurrió a Green con el pentecostalismo. De Stevens se podría decir lo mismo, puesto que después de su arrebato místico apenas se le ha oído. Pero no sería totalmente cierto. Hay una gran diferencia: Green se apartó de un tipo de música por voluntad propia, mientras que a Cat Stevens lo han desplazado y lo han vetado.

4 comentarios:

  1. Genial me encantó tu visión del tema. Un abrazo y si tenés material de él decime como lo puedo conseguir. Soy de Uruguay y estoy medio lejos de todo el mundo islam

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  2. Sobre Cat Stevens y su conversión al Islam hay miles de referencias en Internet, aunque, como dije en la entrada del blog, muchas de ellas son inventadas. En la página web www.mountainoflight.co.uk tienes su visión personal sobre el asunto y su defensa ante todas las acusaciones que se le han hecho. Cat Stevens-Yusuf Islam tiene publicada una autobiografía ('My journey from Cat Stevens to Yusuf Islam')y un libro titulado 'Prayers of the last prophet' con su pensamiento religioso y una selección de textos del Corán. No sé si te serán difíciles de conseguir... Saludos a la tierra de mis venerados Benedetti, Galeano y Drexler.

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  3. Según parece a Cat Stevens se le acabó la genialidad cuando "descubrió" la religión, en un caso similar al de Steven Spielberg y sus raíces judías. Pero al igual que el director nos dejó E.T. y El imperio del sol, Cat Stevens nos dejó algunas canciones que perdurarán en la memoria, como por ejemplo Wild World / Miles From Nowhere.

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  4. ¿Qué pasa, Javi? Yo no creo que a Cat Stevens se le haya agotado la genialidad, sino que le han silenciado los altavoces del mercado. Cosa que a Spielberg (y comparto ahí totalmente tu apreciación) no le ha ocurrido.

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