
Con este panorama y este bombardeo, parece que no tengo otra opción. Hoy hay que hablar del Día Internacional de la Mujer ("el día de la mujer mundial", en versión de Calamaro). Mañana, a otra cosa, según marque el calendario de la ONU. Ya me iré preparando los temas. En marzo, por ejemplo, tenemos, además del Día Internacional de la Mujer, el Día Internacional por la Eliminación de la Discriminación Racial, el Día Mundial del Agua y el Día Internacional para el Recuerdo de las Víctimas de la Esclavitud y la Trata Transatlántica de Esclavos. Haré el mismo ejercicio de cinismo que los medios y los partidos políticos: cogeré unas cuantas cifras, unos "casos reales" y expondré mis conclusiones, siempre comprometidas y reivindicativas.
Puestos a reclamar cosas que después no se cumplen, podrían denunciar también el machismo que existe en el mundo de la música y, sobre todo, en el rock. El cliché del tipo duro, que viste ropa de cuero negra, que escupe mientras canta y que utiliza el mástil de su guitarra eléctrica como la prolongación de su pene, aún se conserva. En el rock, las mujeres quedan relegadas a un segundo plano, forman parte del decorado, gritando en el público, como groupies o coristas. Si quieren un papel protagonista y tener éxito, deben adoptar patrones masculinos, a lo Patti Smith o a lo Janis Joplin. O bien, ser bellas y cándidas musas que inspiren a sus poetas-rockeros, tipo Nico con la Velvet o con Jim Morrison.
Las historias de Patti Smith, Joplin y Nico son bastante ejemplares. Puede que les dedique una entrada dentro de poco. O mejor espero hasta el año que viene, cuando se celebre otra vez "el día de la mujer mundial".
No hay comentarios:
Publicar un comentario