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Sorprende ver, después de tanto rumor y noticia malintencionada, al cantante en buena forma: débil en apariencia, flaco hasta los huesos, pero activo e irradiando una energía contagiante. Son hermosos los gestos y las palabras que les dedica a su cuerpo de baile, los mimos que hace a sus músicos y los ánimos que le dirige a su guitarrista principal, la joven y rubísima Orianthi Panagaris, para que ésta se luzca en los solos y llegue lo más alto posible en las notas finales del 'Black or white'. Michael Jackson, a diferencia de lo que podría esperarse, no se exhibe en este reportaje. Parece, más bien, espiado por las cámaras, seguido con sigilo en las pruebas de sonido y en las coreografías. Y probablemente, por eso mismo, por esa intimidad de los ensayos, se muestra en toda su esencia, sin alardes de estrella del pop, ni poses de cara a la galería. Sin querer forzar, canta emocionado 'I just can´t stop loving you' a plena voz, con el respaldo de la vocalista Judith Hill. Una vez termina el tema, pide, entre risas, que no le fuercen. "Esto es sólo un calentamiento", dice. Cuando lo que realmente acabas de ver es un directo alucinante, que más quisiera tener más de un intérprete en su momento de máxima plenitud.
This is it me ha devuelto una imagen emocionante del Michael Jackson artista, después de tanta costra y tanta carroña acumulada sobre su figura. Es el retrato del profesional que no prevalecerá, pero que, a buen seguro, guardarán muchos seguidores de su música.
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